FORMACIÓN DE LA TIERRA
La Tierra, nuestro planeta, es muy peculiar en muchos aspectos. Presenta una estructura concéntrica, formada por capas que engloban a otras y se encuentran en distintos estados. De dentro hacia fuera, parte del núcleo se encuentra fundido rodeado por la geosfera, formada por distintas capas rocosas. A continuación y sobre ellas se encuentra la hidrosfera compuesta por toda el agua líquida del planeta. Sobre esta capa encontramos la atmósfera compuesta por distintas capas de gases.
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En lo que respecta a la geosfera, nuestro planeta es en la actualidad el único del Sistema Solar que sigue presentando una activa tectónica de placas. Venus y Marte parece ser que en su día la tuvieron, pero actualmente se ha descartado. Esta tectónica activa se encarga, entre otras cosas, de borrar de la superficie los cráteres de impacto de los meteoritos, así como de alterar la distribución de mares y océanos. Es también la causante de terremotos, erupciones de volcanes...
En la clasificación de los planetas, la Tierra se considera un planeta rocoso, puesto que posee distintas capas en su estructura interna (núcleo, manto y corteza), a diferencia de los llamados planetas gaseosos.
Gaseosos:
Rocosos:
Gaseosos:
Rocosos:
La Tierra es el planeta más denso de todos los del Sistema Solar. Esto se debe a que posee abundantes cantidades de elementos pesados tales como el Si, Ca, Mg, O, Fe o Al, que se combinan entre sí formando estructuras estables en los minerales formadores de rocas.
La Tierra, como Venus o Marte, presenta una atmósfera que logra que la superficie tenga una temperatura media de 15ºC, por lo que podemos encontrar el agua en sus tres estados (sólido, líquido y gas).
Por si todo esto fuera poco, la Tierra posee un magnetismo muy intenso y de carácter bipolar. El magnetismo terrestre significa que la Tierra se comporta como un enorme imán. El físico inglés William Gilbert fue el primero que lo señaló, en 1600, aunque los efectos del magnetismo terrestre se habían utilizado mucho antes en las brújulas primitivas. La Tierra está rodeada por un potente campo magnético, como si el planeta tuviera un enorme imán en su interior cuyo polo sur estuviera cerca del polo norte geográfico y viceversa. Por paralelismo con los polos geográficos, los polos magnéticos terrestres reciben el nombre de polo norte magnético y polo sur magnético, aunque su magnetismo real sea opuesto al que indican sus nombres. Las posiciones de los polos magnéticos no son constantes y muestran notables cambios de año en año. Las variaciones en el campo magnético de la Tierra incluyen el cambio en la dirección del campo provocado por el desplazamiento de los polos. Esta es una variación periódica que se repite cada 960 años. También existe una variación anual más pequeña.
(William Gilbert)

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